lunes, 18 de marzo de 2013

Evolución o destrucción...

Llevo una semana leyendo un interesante libro/ensayo titulado "Un mundo sin nosotros" de Alan Weisman y me ha dado por pensar en lo que él se imaginó a la hora de escribir: un mundo donde la raza humana de pronto dejara de existir.

Imaginemos por un segundo ese planeta que ya no es "mundo". Las ciudades desiertas y mudas, donde lo único que se escucha es el cantar de los pájaros y el chirriante sonido de la inmensidad de los edificios de metal. Aunque en un principio nos pueda parecer difícil de imaginar, podemos llegar a concebir algo así. En lo que creo que nadie ha pensado es en qué sucedería, o mejor dicho, las consecuencias a efecto inmediato de esta repentina desaparición.

La naturaleza se abre paso...
Cada palabra que leía de este libro me asombraba cada vez más, pues a veces he pensado que el mundo lo estamos destrozando con nuestra violación constante a la naturaleza. Sin embargo el ser humano tal vez sin darse cuenta (o eso espero) ha hecho a la naturaleza depender de él en varios aspectos. El más importante que subraya Weisman y el que más me choca es el de las centrales nucleares. ¿Sabías que si el responsable de mantenimiento no estuviera en su puesto todos los días estaríamos todos muertos en tres días? Yo no, o al menos no en tan poco tiempo. O que si no hubiera un encargado de mantenimiento del Metro neoyorquino todo se inundaría al día siguiente. Acabaríamos con varias especies de pájaros y plantas vitales para el equilibrio del ecosistema. Estamos en un juego de supervivencia en el que la naturaleza lleva la mano ganadora.

Esto me hace reflexionar sobre cómo ha evolucionado el ser humano y hacia dónde va encaminado. ¿Queremos ser dioses o actuar como ellos? Son dos cosas bien distintas. Por un lado ser un dios yo lo entiendo como algo inalcanzable terrenalmente hablando, y actuar como un dios es precisamente subsumir bajo nuestro designio lo que sucede a nuestro alrededor sin pensar en las consecuencias. Me decanto claramente por la segunda opción. Y creo entender que Weisman también. 

Tenemos el destino del planeta (que recordemos no es nuestro) en nuestras manos. Lo estamos destruyendo poco a poco y al final de tanto querer siempre más nos vamos a quedar sin nada. La carrera espacial es a contrarreloj, aunque sinceramente no sé si quiero que la especie se propague por la galaxia. Después de ver de lo que somos capaces quizás sería mejor desaparecer o al menos evolucionar. Evolución es una palabra que confundimos con destrucción del mismo modo que actuar como un dios lo confundimos con ser un completo inconsciente.

domingo, 10 de marzo de 2013

"MALACABEZA": La belleza hecha música...

En estos días recuerdo una fecha muy especial para mí: 10 de marzo de 2010. Unas semanas antes de ese día tuvimos por casa una cena con amigos y demás y de pronto escuché una canción que me rasgó el alma. No sé si os habrá pasado alguna vez pero sentí algo indescriptible al escucharla. Una mezcla de belleza y dolor que sólo el arte es capaz de transmitir. 

Acto seguido fuí a ver quién era la persona que cantaba. Se trataba de dos personas acompañadas de los acordes de una hermosa guitarra acústica. Este fue mi primer contacto con algo que dura hasta hoy: Malacabeza. Mi amigo me miró y me dijo que la semana siguiente estaban en Madrid, en una sala cerca de Moncloa. Convencí a mi chica y estuvimos escuchando durante esa semana cosas de la banda y nuestra sorpresa por el descubrimiento no llegaba ni al 10% de lo que vimos aquella noche.

Durante 2 horas asistimos a un concierto en acústico que superó todas nuestras expectativas. Risas, bromas, canciones que parten en dos tu concepción del mundo, la belleza hecha música... Pasaron los años y lo que comenzó como una escucha aleatoria se ha convertido en una amistad muy fuerte entre nosotros y ellos. No es casualidad la cantidad de conciertos a los que hemos ido suyos y en cada uno la sensación es cada vez más y más fuerte. Si no me equivoco ya vamos rondando los 35 conciertos.

No sé lo que tendrán que me transporta a otro mundo, es una ventana hacia un universo paralelo del que nunca quiero salir y en el que cada vez estoy más a gusto. Sólo tengo palabras de agradecimiento por todo lo que nos hacen sentir a mí y la gente que he arrastrado conmigo a verles. Ahora y siempre ¡SOMOS MALACABEZA! 

Esta canción que os dejo por aquí es la que escuché por primera vez y con la que me enamoraron perdidamente de su música (si no aparece el vídeo poned un comentario). Prestad atención a cada frase de la canción con la impresionante voz de Sara Rodríguez y el líder de la banda Joel Reyes. Tomaros unos minutos y dejaros llevar. Esta es la canción que cambió mi forma de ver la vida... "Si supieras"







martes, 5 de marzo de 2013

Ciegos y sordos...


Estaba leyendo hace unas horas atrás otra gran entrada de Alfredo Abrisqueta: "El genio de la verdad" y me ha dejado profundamente conmovido y necesitaba escribir. Ha sido un impulso llevado por el cabreo con la sociedad y la indiferencia que parece presentar ésta ante los acontecimientos actuales. El haber aprendido algo más sobre las corporaciones en estos últimos días ha sido como una colleja con un bate de béisbol. Me ha dejado en estado de shock y me ha hecho aborrecer (si aún podía hacerlo más) esta sociedad de los dos viajes que maravillosamente ha presentado mi querido bloguero.

La lucha que comenzó en 1789 con la Revolución Francesa ha derivado en una pequeña pelea de patio de colegio en la actualidad y aún no nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene que nos devuelvan el dinero de la merienda. Nos hemos tomado una siesta que ha resultado demasiado larga y mientras dormíamos, los "más listos y oportunos" han aprovechado para construir edificios empresariales que tapan las ventanas por las que antaño entraba el sol por las mañanas.

A veces me gustaría haber vivido en las conversaciones que se tenían en el ágora, donde cada uno exponía sus argumentos y no valía el tan recurrido hoy: "como tu robaste, yo también puedo." Pero qué gilipollas son nuestros auto-denominados representantes. Qué maravillosa época en la que el problema de uno era el problema de todos y se discutía y debatía el método de actuación con los ciudadanos de la polis griega. 

Cada vez que pienso en la sociedad moderna me dan ganas de llorar. Aquellos que digan que pensar sobre la situación actual no sirve de nada, habría que ver que hacen ellos por cambiar el mundo. Yo por mi parte me seguiré dejando llevar por los sentimientos de la calle. Seguiré dialogando con los "animales políticos" de los que hablaba Platón.

Salgamos a la calle y veamos lo que se respira entre nuestros compañeros de especie. Sí, lo que se respira, porque desgraciadamente nos hemos quedado ciegos y sordos.