Imaginemos por un segundo ese planeta que ya no es "mundo". Las ciudades desiertas y mudas, donde lo único que se escucha es el cantar de los pájaros y el chirriante sonido de la inmensidad de los edificios de metal. Aunque en un principio nos pueda parecer difícil de imaginar, podemos llegar a concebir algo así. En lo que creo que nadie ha pensado es en qué sucedería, o mejor dicho, las consecuencias a efecto inmediato de esta repentina desaparición.
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La naturaleza se abre paso... |
Esto me hace reflexionar sobre cómo ha evolucionado el ser humano y hacia dónde va encaminado. ¿Queremos ser dioses o actuar como ellos? Son dos cosas bien distintas. Por un lado ser un dios yo lo entiendo como algo inalcanzable terrenalmente hablando, y actuar como un dios es precisamente subsumir bajo nuestro designio lo que sucede a nuestro alrededor sin pensar en las consecuencias. Me decanto claramente por la segunda opción. Y creo entender que Weisman también.
Tenemos el destino del planeta (que recordemos no es nuestro) en nuestras manos. Lo estamos destruyendo poco a poco y al final de tanto querer siempre más nos vamos a quedar sin nada. La carrera espacial es a contrarreloj, aunque sinceramente no sé si quiero que la especie se propague por la galaxia. Después de ver de lo que somos capaces quizás sería mejor desaparecer o al menos evolucionar. Evolución es una palabra que confundimos con destrucción del mismo modo que actuar como un dios lo confundimos con ser un completo inconsciente.