Siempre me pasa lo mismo. Leo artículos, leo blogs, leo entradas, leo tweets y siempre la misma sensación. Un irrefrenable impulso a escribir. Estas palabras son un martillazo que le ha dado mi mente a mi cuerpo. No sé qué escribir pero por primera vez en mucho tiempo no me importa no tener un tema fijo en mi cabeza.
Tal vez escribir se basa en eso. En soltar palabras que se te cruzan por la cabeza. Hice un experimento con una amiga el otro día. Una bloguera con la que tengo el placer de compartir espacio en clase. Empecé a escribir palabras que se me iban sucediendo delante de mis ojos, no físicamente... Ella vio estas palabras y me dice: "espera"... y a continuación me ofreció un pequeño relato hecho con esas palabras. Me dejo fascinado y realmente confundido.
El uso que hacemos de las palabras tanto ella como yo difiere de una manera exagerada y casi irreconciliable pero me gusta que sea así. Ella ve un tren como un lugar donde conocer a alguien interesante y yo lo veo como un medio de transporte que nos lleva en ocasiones a lugares que no son nuestros, que son de "todos". Sigo hablando con ella porque siento que es de esas personas que hay que tener cerca, una rayo de luz en los días nublados de diciembre.
