lunes, 28 de abril de 2014

Fin de la humanidad...


Qué absurdo es el agobio. Qué triste es dejar tu vida y tu pensamiento en manos de los demás. Te despiertas, desayunas, haces lo que tienes que hacer, te idiotizas, cenas, y vuelves a dormir. Así por el resto de tus días, salvo en verano, que desconectas, pero eh, con internet a mano.


Mi constancia brilla por su ausencia. Hay pocas cosas en las que soy realmente constante. Tal vez el comer, dormir, pensar y tocar. No voy a decir el estudio, porque mentiría. Esto lo digo porque no soy organizado. Mi vida es un constante ir y venir de sensaciones, emociones, sentimientos. De pronto un día estoy que me como el mundo, y otro día me atraganto con él, y termino encerrado en mi burbuja.


¿Alguna vez has pensado en que sería de tu vida si no tuvieras nada más que preocuparte de tí mismo? Yo siempre he creído que eso es prácticamente imposible. Siempre hay alguien a quien queremos en nuestras vidas y por quien daríamos hasta la última gota de nuestra cantimplora.


Sólo ante los demás...
A partir de ahora las entradas serán cortas, extremadamente cortas. A veces perderé la cordura y pondré una historia gigantesca o tal vez sólo una palabra, que tal vez no leerá nadie salvo yo, pero me conformo con eso. Quiero hacerte pensar, no dejarte ni un segundo de tranquilidad. Lo maravilloso de todo esto es que ahora mismo le estás dando vueltas a las cosas...

Nos leemos.

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