martes, 5 de marzo de 2013

Ciegos y sordos...


Estaba leyendo hace unas horas atrás otra gran entrada de Alfredo Abrisqueta: "El genio de la verdad" y me ha dejado profundamente conmovido y necesitaba escribir. Ha sido un impulso llevado por el cabreo con la sociedad y la indiferencia que parece presentar ésta ante los acontecimientos actuales. El haber aprendido algo más sobre las corporaciones en estos últimos días ha sido como una colleja con un bate de béisbol. Me ha dejado en estado de shock y me ha hecho aborrecer (si aún podía hacerlo más) esta sociedad de los dos viajes que maravillosamente ha presentado mi querido bloguero.

La lucha que comenzó en 1789 con la Revolución Francesa ha derivado en una pequeña pelea de patio de colegio en la actualidad y aún no nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene que nos devuelvan el dinero de la merienda. Nos hemos tomado una siesta que ha resultado demasiado larga y mientras dormíamos, los "más listos y oportunos" han aprovechado para construir edificios empresariales que tapan las ventanas por las que antaño entraba el sol por las mañanas.

A veces me gustaría haber vivido en las conversaciones que se tenían en el ágora, donde cada uno exponía sus argumentos y no valía el tan recurrido hoy: "como tu robaste, yo también puedo." Pero qué gilipollas son nuestros auto-denominados representantes. Qué maravillosa época en la que el problema de uno era el problema de todos y se discutía y debatía el método de actuación con los ciudadanos de la polis griega. 

Cada vez que pienso en la sociedad moderna me dan ganas de llorar. Aquellos que digan que pensar sobre la situación actual no sirve de nada, habría que ver que hacen ellos por cambiar el mundo. Yo por mi parte me seguiré dejando llevar por los sentimientos de la calle. Seguiré dialogando con los "animales políticos" de los que hablaba Platón.

Salgamos a la calle y veamos lo que se respira entre nuestros compañeros de especie. Sí, lo que se respira, porque desgraciadamente nos hemos quedado ciegos y sordos.



5 comentarios:

  1. Magistral. Nada que quitar ni que añadir. A buen encendedor... no hacen falta cerillas ;).

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  2. Hola Matias, tienes un blog bastante interesante, aunque de temática muy diferente a mi blog, pero me he suscrito para seguirte. Estoy de acuerdo en lo que escribes en esta entrada pero creo que no es buena analogía comparar a los ciegos y a los sordos con la indiferencia de la sociedad. Sé que no habrás caido en ello, ya que es una frase muy "tipica" que viene de antaño cuando se quería ofender o comparar a alguien con personas que en ese tiempo no las valoraban...

    Por suerte hoy hay muchos medios por los que los ciegos pueden estar al día de la sociedad y hacerse presentes al igual que los sordos, la tecnología y la educación esta consiguiendo eliminar esa creencia de que un ciego o un sordo era sinónimo a no enterarse de nada o no pertenecer a esta sociedad.

    En fin, que me hubiese gustado más que utilizaras otro tipo de frase... Por lo demás, nada que añadir.

    Un cordial saludo desde Granada

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    1. http://elespaciodeladiversidad.blogspot.com.es/

      Te dejo el enlace a mi blog por si te interesa pasar.
      Un saludo

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  3. Gracias por tu aporte! Cierto que parecería despectivo en cierto modo pero no lo he visto hasta que lo has puesto de relieve! Bienvenida a este pequeño espacio! ;)

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    1. Asi es Matías, estamos tan acostumbrados a utilizar este tipo de frases que nos parecen que no son ofensivas, pero opino que el tener una discapacidad visual o auditiva no es sinónimo de indiferencia a la situación social, yo diría todo lo contrario.

      Gracias por la bienvenida.
      Un cordial saludo

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