lunes, 23 de diciembre de 2013

"Tocados... ¿hundidos?"

Cuando los "bloggers" nos sentamos delante de nuestros ordenadores y empezamos a escribir siempre nos decimos: "... y ahora qué escribo". Sin embargo para mí la pregunta clave es: "¿se puede cambiar algo?"

El gran misterio que rodea al mundo económico, político y social se escapa de nuestro entendimiento. Es un auténtico monstruo mitológico, se cuentan historias, se oyen rumores en la calle y sin embargo no se le puede capturar ni borrar del mapa. ¿Sabemos a qué nos enfrentamos? Hemos llegado a un punto tal de escepticisimo que nos dejamos llevar por la corriente, la "lucha contra el sistema" es en cierto modo una lucha contra nuestras creencias, nuestras raíces. Criticamos teóricamente algo que apoyamos de manera práctica. Más de uno me dirá, "yo critico los excesos del sistema"; pero lo que yo veo es que el sistema siempre fue excesivo, especulador, e incluso psicópata.

Me parto...
Sin embargo todos estábamos a gusto con ello. Sólo es cuando la situación se ha vuelto insostenible que salimos a la calle a protestar, cuando el virus que asola el país se ha extendido hasta unos límites insospechados. Hace poco leía unas pancartas que promovían algo así como: "que el miedo pase a ellos" (refiriéndose a la casta de ineptos políticos); y yo para mis adentros pensaba algo terrible: ¿qué miedo van a tener ellos si ya tienen la vida resuelta?

¿Estamos preparados para tomar el timón de este Titanic (ya partido en dos)? ¿Somos los que tienen una posibilidad de salvarse o los que ya se han ahogado con tantas facturas, subidas de tasas, etc...? Ains, qué pesimista se ha vuelto la entrada. Pero no es para menos. Cada vez son más las voces que te llenan la cabeza de problemas, de inquietudes, de dudas (de deudas)... Nadie nos preparó para lo que estamos viviendo pero esto nos ayudará para situaciones futuras. Seguro. Sólo espero que consigamos sobrevivir a los desagradecidos que tenemos por gobernadores. Tenemos que ser el último superviviente.

Reflexión: Siempre se nos reprocha desde las altas esferas que somos como ovejas descarriadas y que por eso estamos donde estamos. Pero no es acaso el pastor el que las dirige y les dice lo que tienen que hacer. Si las ovejas son malas es porque el pastor no es el adecuado. Think about it. 


lunes, 16 de diciembre de 2013

"Aquí está la (neo)Navidad..."

Lo reconozco, a mí también se me ha quedado grabada a fuego en la memoria (para mi desgracia) el anuncio de la Lotería de este año. A todos en estos días se nos están despertando los más puros instintos navideños: comprar, comer, comprar, comprar, ir a Cortilanda, comprar, comer...

Las calles se llenan de niños con pelucas de colores y lo peor de todo, padres con pelucas de colores... Nah, es broma. Me encanta que los padres dejen por un momento de ser adultos para ser niños. Yo tengo la suerte de tener un padre que nunca ha crecido. Se ha quedado estancado en el tiempo (en el buen sentido) y es esto precisamente lo que le hace ser distinto a los demás. Nadie acierta nunca con su edad, precisamente porque no tiene la cabeza de alguien de... ¿? sino que tiene la mentalidad de un joven de mi edad o tal vez algo más.

Qué pesaditos con el gorrito, joder...
Digo esto porque estos días me encontraba triste. No sé muy bien la razón. Puede que fuera la maldita última hora de conexión de las personas (maldito invento moderno), o que simplemente mi cabeza no se sintiera parte del mundo que le rodea (típico). Pero hoy me he levantado con ganas de sonreír. De ir uno por uno a las personas que me encuentro por la calle y abrazarlas (me busco órdenes de alejamiento), de gritar a los cuatro vientos que nada ni nadie podrá conmigo aunque haya días que preferiría no levantarme de la cama. Tengo ganas de ser un niño sin obligaciones ni nada parecido.

Creo sinceramente que la Navidad no deben ser unos días, no debe ser una fiesta de un determinado momento del año, debe ser un estado emocional constante. La alegría de ir por la calle y ver luces y más luces y más luces... (ad infinitum); de ver a un señor mayor con su señora, agarrados del brazo y con pelucas rosas; ir a tus amigos, aquellos que aunque no puedas verles, les quieres y ellos lo saben. Ese tipo de cosas deberían ser la Navidad. No hay mayor muestra de afecto hacia nosotros mismos que decirnos: "feliz inicio de semana idiota".

Sonríe. Baila. Come. Disfruta. Familia.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

"Terapia rápida..."

Teclas frías, café caliente, corazón impío, mente llena, rebosante de ideas que besan el suelo que se ha acostumbrado a ser punto de apoyo.

Ya no sé ni cuánto tiempo hacía que no me pasaba por aquí a vomitar palabras. Mis dedos parecen ir con un ritmo aparte. Tenían ganas de movimiento, de sentir calor artificial, no humano… Si soy sincero no hay mucho que contar, hay muchísimo que cantar. He cambiado curiosidades que contar por historias que cantar. Mi cabeza se había olvidado de lo mucho que le gustaba someterse a una terapia rápida.
¿Quién no recuerda esto?
Ahora disfruto infinitamente más cuando canto que cuando escribo. Aquí no puedo ver a nadie. Le estoy escribiendo a la nada. Sólo hasta que el contador de visitas empieza a subir… o no. Indiferencia.
Antes decía que no me importaba. Chulo. Absurdo. Claro que me importaba, igual que me importa ahora. Pero el cambio es que disfruto con lo que hago. Yo. Sin más pronombres personales. Ayer se lo comentaba a una gran blogger y mejor persona:
-          Cuánto hacía que no te veía por aquí.

-          No tenía nada que contar… por eso me gusta escribir historias para mí misma.

Chapó. Bofetada en la cara al mundo. Vivan las historias al azar. No me dejé llevar por las letras, me dejé llevar por el sentimiento puesto en lo que leía. Cambio. Click. Pum. Plaf. Zas. Boff. Sonrisa. De eso se trata. Dejarse llevar por lo que tu corazón siente y no por lo que tu mente dicta. Disfrutar.