lunes, 7 de enero de 2013

La senda del héroe trágico...

Y tan rápido como vinieron se fueron las ansiadas "vacaciones" de invierno. Después de dos semanas ajetreadas de idas y venidas, de quedadas y demás historias, por fin hoy me he decidido a sentarme frente al ordenador y escribir.

Sinceramente no tengo mucho que decir. Pero sé que cuando hago esto, por un momento, y sólo en ese momento, tengo los limitados sentidos enfocados en una sola cosa. En la última entrada ya lo dije, no tenemos tiempo para sentarnos un segundo y reflexionar sobre lo que nos sucede; nos quedamos en silencio sin ser mudos.

Sören Kierkegaard
Hoy me he despertado con una extraña sensación que la gente da muchos nombres e infinidad de adjetivos, pero yo la suelo llamar "tristeza". Sí, ya os advertí, no tengo mucho que decir, salvo que durante las últimas dos horas he estado leyendo al enigmático Sören Kierkegaard (filósofo danés) y ha despertado en mí eso que él apropiadamente llama la "Anfaegtelse" o lo que diríamos en español: la duda o inquietud ante los acontecimientos venideros, ese qué me cabe esperar kantiano tantas veces repetido en el instituto.

Si bien nuestro filósofo danés lo enfoca hacia el aspecto religioso de la fe, el misterio de lo absurdo y la consiguiente confrontación entre el deseo y el deber; a mí, me ha tocado la fibra en el aspecto último del héroe trágico. Ese ser que está dentro del mundo pero no absolutamente, ya que inmerso en lo general, es repudiado y no es comprendido. Del mismo modo que maravillosamente se expuso en el "Retrato de un monstruo" y la idea de la sociedad enferma, uno a veces se levanta de la cama con la sensación de que son pocas personas las que le entienden y precisamente por eso, estas personas son las más valiosas. 

La irremediable consecuencia que le espera a este héore trágico es ser comprendido por poca gente, del mismo modo que le sucedió a Kierkegaard con su comunicación indirecta. Si algo es difícil, mejor, eso mostrará la nobleza de su espíritu. 

Muchas veces tenemos que lidiar con situaciones y momentos que nos superan igual que una montaña sin límite conocido.Hay momentos en los que tienes que sacar la fuerza y la entereza necesarias para hacer salir las cosas adelante, y no es hasta que las lágrimas corren una peculiar carrera por tu rostro cuando tu misión ha concluido. Ahí es cuando sale a relucir esa parte de héroe que tenemos todos, en los momentos jodidos. Es en los viejos y malos tiempos cuando se aprenden las mejores cosas. No se me olvida.


¿Ser o no-ser?
La duda que me asalta ahora es: ¿hasta qué punto, podemos resistir sin ser comprendidos? ¿qué nos depara el futuro? Sólo el tiempo sirve de escudo y de sanador de heridas profundas. Yo sigo con mi constante espíritu de cambio, nunca estático, siempre dinámico. Ojalá hayáis conocido un héroe trágico en vuestra vida, una persona que no sea fácil de conocer del todo y que poca gente pueda ver dentro de él/ella. Yo tengo la suerte de rodearme de algunos, con mayor o menor fortuna, pero siempre con la idea clara de que son una pieza que no encaja en el puzzle, una extraña figura en una maquiavélica partida de ajedrez donde el movimiento que hagan ellos siempre va a hacer que irremediablemente te muevas tú.

2 comentarios:

  1. Muy buena entrada y totalmente de acuerdo sinceramente yo creo que si conoces a algún "heroe trágico" como lo denominas, en el fondo es algo bueno porque puede ofrecerte lecciones ya que podrás ver todas las caras que nos ofrece la vida. Que no toda la vida es de color rosa y hay que ver lo blanco y lo negro.

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  2. "...una persona que no sea fácil de conocer del todo y que poca gente pueda ver dentro de él/ella..." esta es mi definición. ya lo sabes xD Buena entrada por cierto!!

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