Odio que suene todo tan poético, y en ocasiones artístico (por ponerle una etiqueta a esto); pero la realidad apremia. La necesidad de "socializar" y de ser aceptados por el mundo nos ha conducido a que seamos simples espectadores de nuestra personalidad y no los actores protagonistas. Asúmelo, no eres quien dices ser.
Sólo tú |
Ya lo sé, estarás pensando: "otra vez una utopía de vivir sin sociedad ni reglas de belleza ni mierdas socio-estético-políticas". No hablo de vivir sin los demás, hablo de vivir para mí y por mí. Una suerte de auto-afirmación de que la persona que eres no debe nunca desaparecer para dejar paso a lo que la gente quiere que seas. Una persona divertida, agradable, atractiva.. eso sólo existe en las películas y las fotos de modelos que con suerte no estarán retocadas con Photoshop. Tienes tus defectos, tu michelín de más, tu dentadura que no es perfecta, tu pelo que puede no ser el de los anuncios de champú... y un largo etcétera, ¿y qué? ¿acaso pensaste por un segundo que existía la perfección? Yo por mi parte, lo dudo.
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Inventate cada día, asómbrate en cada momento |
Sacha Guitry ( director francés): ¡Dios mío, qué guapa estabas esta tarde cuando hablamos por teléfono!
Me ha encantado la entrada y me alegro que mis palabras de anoche te inspirasen para esta entrada! pura poesía! ^^
ResponderEliminarlas mejores conversaciones nacen de tomar "lo de siempre" en una cafetería madrileña! :D :D :D
EliminarEstoy de acuerdo en que la estética social nos esclaviza. La cultura del cuerpo nos merma mentalmente y nos hace ser simples números con músculos, operaciones, ropa, billeteras, ilusiones y desilusiones que son impuestos por los demás. Crean los muros de nuestra prisión y obedecemos a los gustos de la mayoría, o de minorías pero siempre los gustos de algo o alguien. Sentirse fracasado por no cumplir las expectativas de los demás sigue siendo otra columna fundamental que soporta la estética social y que apoyamos inconscientemente.
ResponderEliminarHace poco, en una reunión con mis amigos me preguntaron: ahora en serio...¿para qué sirve la filosofía? Y yo les dije en plan Marsá: para nada! ¡La filosofía no sirve para nada porque no es la sirvienta de nadie! Perplejos que se quedaron, dijeron: ¿y por qué estudias algo que no sirve para nada? A lo que les volví a responder ahora en términos de Rovira: porque es lo más valioso.
No contentos con mis respuestas cambiaron de tema pero yo me sentí genial. No cumplí con el estereotipo de la carrera perfecta para el trabajo perfecto y el sueldo perfecto y la felicidad perfecta. Me afirmé y cumplí conmigo mismo, obedecí a mi forma de ser y me sentí orgulloso de no ser comprendido ni admirado. Por eso, me ha gustado la cuestión planteada que has hecho en esta entrada. Sin embargo, me gustaría decirte que todo tiene un riesgo. Y en este caso es el pensamiento solipsista que desemboca inevitablemente en el egoísmo radical. Y si, alguna vez se ha planteado la cuestión de que el ser humano es un animal social y a la vez antisocial. Sin embargo creo que se puede ser de ambas maneras siempre y cuando guardes lealtad hacia ti defendiéndote de todos los ataques que puedas recibir desde fuera y a la vez no olvidarte del mundo más allá de tus muros. Creo que ese equilibrio es muy dificil pero a la vez es lo más sano. Esta es mi absurda opinión. Feliz Navidad Matías!
jejejej, qué gran verdad de que nuestra carrera es la "más inútil y por ello la más valiosa"; y es verdad que esto puede llevar a una conducta egoísta y en último extremo narcisista, pero lo veo como algo necesario el parar por un segundo el mundo, y decir alto y claro que no somos esclavos de la sociedad, somos seres sociales pero en ningún caso "seres de la sociedad". Feliz navidad tío! y mil gracias por tu comentario, como siempre, un torrente de emociones expresados en unas líneas, BRAVO!
EliminarSe nota que esto lo ha escrito un feo.
ResponderEliminarYo aún diría más: Se nota que esto lo ha escrito un feo.
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