sábado, 2 de febrero de 2013

Sonrisas y miradas...

"Muchos dicen que la inspiración es una perra rabiosa que no termina por llegarles nunca, a mí, por suerte no me llega... la encuentro a la vuelta de cada esquina..." (Yo)

Llego la hora de levantarse, otra vez te voy a ver. Otra vez me vas a ignorar. Lo sé, sé lo que estás pensando, sé que es efímero y limitado el tiempo que tenemos para vernos, pero ese instante no me gustaría que me lo robaras por nada del mundo. Es todo muy triste, la gente te mira, sonríe, y sigue con su vida, no se paran a fijarse en tí, ¿dónde quedaron los modales? Al menos una vista cómplice y ya te harían feliz, muy triste... pero no te preocupes, a mí no me vas a perder, que la gente no sepa apreciar tu belleza no significa que no la tengas.

El tiempo se nos escapa...
Cada mañana aciaga que yo pueda tener, cada momento triste que no me deje vivir, no es nada comparado con el sentimiento que me transmites. Si alguien más me entendiera, sabría que hay momentos en esta vida que merecen ser repetidos una y otra vez 'ad infinitum'. Cruzar unas miradas contigo es uno de esos momentos. Aún recuerdo cómo nos conocimos y que mi primera reacción fue incredulidad, luego sonrisas, y finalmente admiración. Verte es un placer para la vista ciertamente, ojalá alguien más me entendiera.

Nuestro primer encuentro, cierto es, que no fue como en las películas 'hollywoodienses' con una música celestial y una luz que devolvería la vista al más ciego... Sin embargo para mí fue especial, llámame raro, probablemente lo sea, pero dime quién en estos días tiene un minuto para fijarse en tí.

Tus manos, tu cabello desenfadado, la profundidad y en ocasiones tristeza de tus ojos...; como verás no me pierdo ni un sólo detalle de cómo eres, y de cómo actúas. Pero me da igual si tienes miedo de que te conozca la gente tal y como eres, para mí es suficiente.

Pero... maldita sea. Llego tarde otra vez a mis actividades cotidianas, qué rápido me roba el tiempo este mundo. Como ves, nuestro tiempo es escaso y muy limitado. Es nuestro momento de despedirnos. Ojalá pudiera al menos hacerme ver, pero estás tan lejos y a la vez tan cerca que sólo me limito a quedarme en el medio sin llamar mucho la atención. Soy un cobarde, lo admito, pero sólo puedo hacer una cosa: sonreír y mirar. Con un gesto sutil de aprobación giro mi cabeza y me voy con mis pensamientos a otra parte, allí donde no hay de qué preocuparse, no como aquí.

Invisible
Me despido de tí como cada día, sin formular palabra cara a cara, sin acercarme, sólo bailando en mi cabeza, con una melodía elegida apropiadamente por tí. Tú tal vez no lo sepas, pero consigues siempre transportarme a otra dimensión, y la gente que pasa por mi lado son simples trozos de carne, piel y huesos. 

Ojalá algún día nos encontremos bailando al mismo ritmo, por ahora me conformaré con seguir viéndote cada día, al ir a estudiar y al volver a casa. Ese momento es único y mágico; ese momento es el nuestro, mi pequeño gran artista callejero...



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